lunes, 1 de febrero de 2010

PARA LOS PADRES

MI HIJO/A NO COME BIEN ¿Tendrá consecuencias en su lenguaje?
Existe una relación directa entre la educación alimentaria y el desarrollo del lenguaje.
Texto: Almudena Ruiz Sánchez. Psicóloga. Máster en trastornos del lenguaje. Dpto. de Psicología Clínica de Cipsa.

Es muy frecuente, encontrarnos con niños o niñas resistentes a la alimentación y, en consecuencia, padres y madres que, ante la desesperación, optan por recurrir a los variados purés, los cuales hacen que el momento de la comida sea más agradable y evitemos conflictos. Esto es totalmente comprensible, pero, si nos paramos a pensar las graves consecuencias que esta problemática conlleva, encontraríamos las razones suficientes como para dedicar más tiempo al tema de la alimentación y masticación de nuestros hijos/as.

“durante el desarrollo evolutivo del niño/a es importante, desde su nacimiento, la adquisición del desarrollo motor y la formación muscular tanto a nivel corporal como de la parte orofacial, es decir, de todo aquellos músculos y órganos encargados del lenguaje, los cuales, intervienen también en la masticación y en la deglución”.

Ante la cuestión planteada anteriormente, la respuesta es sí, la relación entre alimentación y un buen desarrollo del lenguaje es clara. Desde el primer día de vida, el bebé, comienza a desarrollar su musculatura con la succión, acto reflejo innato en los seres humanos, encargado tanto de la supervivencia como de la preparación para un futuro y encubierto desarrollo de su lenguaje.

En la alimentación, como en todo el desarrollo humano, existen varias etapas y fases que el pediatra irá marcando, y que es importante cumplir. Pasaremos desde la succión y deglución a la masticación de los diferentes alimentos, siendo estos de los más líquidos a los más sólidos. Este paso es de suma importancia, puesto que, en ocasiones, las dificultades que encuentran los padres y madres con respecto a estos pasos en la alimentación de los niños/as, hacen que dejen pasar el tiempo, tiempo en el cual no hay desarrollo de la musculatura y, con ello, falta de tonicidad (hipotonía). Ello puede tener como repercusión un retraso o dificultades en la articulación. Por esta razón si, en nuestro caso, nos encontramos con que nuestro hijo/a no habla bien, hemos de plantearnos la misma pregunta, ¿estará interfiriendo la mala alimentación de mi hijo/a con su dificultad en el lenguaje? Puede ser una de las causas, por ello, en ocasiones, parte de la solución está en nuestras manos, tanto en el tra- tamiento como en la prevención de dicha dificultad.

Ante niños resistentes, desde casa, se puede ejercitar la musculatura encargada de la masticación y posteriormente la articulación: pruebe con sus “chucherías” favoritas que requieran un esfuerzo en la masticación (caramelos densos o viscosos); comenzar por purés con grumos; alimentos blandos; pasar a los alimentos semisólidos hasta llegar a los sólidos. Sí, es cierto, requiere paciencia, tiempo y un poquito de ingenio para ir alternando sabores y texturas nuevas hasta encontrar el más atractivo para cada uno/a, pero, el tener presente la importancia y lo que implica si lo hacemos bien, será un punto para llegar al éxito de nuestro propósito:

“un buen desarrollo en el lenguaje de nuestros hijos e hijas y, por tanto, contribuir en la evolución de su comunicación y autonomía, en definitiva, su adaptación al mundo que le rodea”.

Para colorear si tenéis impresora

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